“Si no peleas contra la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”

viernes, 10 de mayo de 2013

La sábana de arriba y la de abajo

POR: AUGUSTO ALVAREZ RODRICH

Periodismo 101 y política corrupta y muy mediocre.
Ayer, mientras zapeaba la TV, me topé con una escena lamentable en la que un reportero le pedía al presidente del Congreso, Víctor Isla, su opinión por el video difundido en algunos canales en donde el congresista de Gana Perú, Santiago Gastañadui, aparecía “con una mujer que no es su esposa”. 
Isla le contestó del único modo que correspondía: que es un asunto personal y que, en todo caso, se lo preguntara a Gastañadui, quien preside la comisión de Constitución y, además, está emparentado con la primera dama Nadine Heredia.
Como es obvio que se trata de un tema estrictamente privado, sin interés público, los interesados en ‘levantar’ el escándalo le añadieron a la ‘noticia’ el argumento falaz de que Gastañadui “no estaba gastando de manera adecuada el bono de representación”, un sinsentido evidente pues implicaría que, si hubiera estado con su esposa, el bono sí habría estado bien gastado.
En este hecho no hay, por donde se lo mire, un interés público que le permita a un editor responsable autorizar la difusión de un asunto que está en la privacidad y la intimidad.
Pero si ha sido lamentable el comportamiento de algunos periodistas, a quienes les convendría volver a la escuela, para no seguir haciendo papelones, a aprender elementos básicos del oficio, peor fue la reacción de algunos políticos que, con el argumento de la ética, se pierden entre las sábanas privadas y, en cambio, apañan –por desidia– revolcones de evidente interés público.
En este grupo hay desde oportunistas que aprovechan la ocasión para golpear al gobierno, usando la conexión familiar de Gastañadui, hasta perdidos en el espacio que deambulan por el Congreso, preocupados por temas privados sin demostrar interés por asuntos que sí son de relevancia pública.
El más lamentable de estos últimos es, sin duda, el presidente de la Comisión de Ética del Congreso,  Humberto Lay, quien ayer señaló que, “de comprobarse un acto de infidelidad” de parte de Gastañadui, “sería una falta grave”. Agregó que “es un tema personal, pero el reglamento del Congreso dice que el congresista debe tener una conducta ejemplar, aún en lo personal, porque somos representantes del pueblo”.
Lay, cuyo comportamiento lamentable fue cómplice para sancionar de manera injusta a Javier Diez Canseco, anda ahora más interesado en saber con quiénes duermen sus colegas, en lugar de preocuparse más de sus compañeros de un Congreso mediocre en donde hay varios asalariados de intereses privados. En eso, sin embargo, al muy ético Lay ni le interesa levantar alguna sábana para ver qué está pasando.

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